Uno de los mayores enemigos de los equipos informáticos sin duda es la falta de mantenimiento que afecta a los sistemas de ventilación. Muchos de los sistemas de refrigeración que hoy en día pueden verse en nuestros ordenadores, tanto de sobremesa como portátiles, tienen como pieza fundamental un pequeño ventilador que ayuda a mover el aire del interior hacia fuera, facilitando una temperatura de funcionamiento adecuada.
Cómo limpiar un ventilador de ordenador
Si el ventilador está sucio y lleno de hollín o polvo, antes de nada es recomendable usar aire comprimido para quitarle la mayor parte de la suciedad. Es fácil encontrar este tipo de botes de aire en cualquier centro comercial.
Si esta suciedad no está muy incrustada será suficiente para devolver al ventilador un buen estado de forma. Pero si la suciedad ya encontró su hábitat entre las aspas del ventilador, será necesario utilizar una brocha limpia y seca puede ayudarte también en este proceso, dándole suavemente por todas sus aspas y por el marco del mismo.
Este proceso, idealmente, debes realizarlo con el ventilador desmontado, ya que de lo contrario esa suciedad irá a parar al resto de componentes del equipo. Si no puedes, o no te atreves a desmontarlo, puedes hacerlo con él puesto, aunque limpia luego el resto de piezas del equipo.
El polvo principalmente se acumulará en el ventilador, sin embargo, ya que tenemos el ordenador abierto no es mala idea limpiar todo aquello a lo que tengamos acceso sin desconectar ningún cable o conector.
Recuerda no hacer demasiada presión con la brocha, para evitar accidentes.
Finalmente, la manera de que quede 100% perfecto es hacer un paso adicional, que consiste en impregnar un bastoncillo para los oídos de alcohol (con alcohol sanitario vale, este tipo de plástico no se va a dañar por eso) y limpiar los bordes (filos) de las aspas, porque incluso ahí se suele depositar la suciedad.
Este mismo bastoncillo nos puede ayudar a llegar a zonas de las aspas o el marco en las que no llegamos bien con la brocha.
Una vez hecho esto, ya tendremos el ventilador como nuevo y listo para que podamos volver a instalarlo en el PC.
Estos sencillos pasos, deberían realizarse de forma periódica para evitar un funcionamiento forzado del ventilador que acabará por dañarlo y haciendo que la temperatura de la CPU (o gráfica si está instalado sobre ella) se sobrecaliente haciendo que su funcionamiento sea errático o incluso se dañe.